Compañeros y compañeras de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad.
Para mí sería más que un gran honor estar presente en nombre de Puerto Rico en el importantísimo evento de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, que se celebrará en Venezuela el 25 y 26 de marzo.
Como ustedes saben, el 12 de mayo de 1898 la marina de guerra estadounidense bombardeó desde altamar a San Juan de Puerto Rico, destruyendo edificios—como la histórica capilla de San José—y matando e hiriendo hombres, mujeres y niños puertorriqueños. No pudieron desembarcar, pero el 25 de julio de ese mismo año lograron invadirnos militarmente y ocupar nuestro territorio nacional. El 2 de marzo de 1917, pese al rechazo unánime del parlamento puertorriqueño de entonces, nos impusieron por decreto la ciudadanía estadounidense, para dos meses después imponernos el servicio militar obligatorio, el cual ha costado la vida a miles de jóvenes puertorriqueños a través de los años.
El gobierno estadounidense exige el uso de su pasaporte para salir de Puerto Rico al extranjero. Yo nunca he usado—ni usaré—un pasaporte estadounidense pues nunca he aceptado—ni aceptaré—la imposición de su ciudadanía a los puertorriqueños, aunque puedo entender, y hasta justificar, que haya puertorriqueños que por diversas razones estimen necesario usar ese pasaporte. Puede haber, incluso, razones revolucionarias.
Hasta hace unos cuatro años usaba mi acta de nacimiento y mi licencia de conducir para viajar en un ferry hasta Santo Domingo y de ahí a Cuba, Venezuela, Ecuador, México y otros países. Ahora también requieren que se use el pasaporte de ellos para viajar en el ferry, cosa que no haré. Solo entro y salgo de Puerto Rico como puertorriqueño, que es lo que soy.
El imperialismo estadounidense pretende borrar la existencia del ser puertorriqueño del ámbito jurídico internacional. Soy puertorriqueño, caribeño y latinoamericano. No podrá el imperialismo hacerme renegar de quien soy.
En 1981, ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, expresé estas mismas razones por las cuales no acepto la ciudadanía estadounidense y no uso su pasaporte. Sí tuve un pasaporte nicaragüense que me honraba en llevar y que utilicé cuando estaba fuera de Puerto Rico pues siempre me he sentido ciudadano de la Gran Patria Bolivariana.
Es por esto, compañeros y compañeras, que no podré estar presente en un evento que tanto significa para todos nosotros, pero quiero reafirmarles que siempre estoy a sus órdenes, en el espíritu del general puertorriqueño Antonio Valero Bernabé, quien junto a Bolívar combatió por la independencia
e la Gran Colombia, y en el espíritu del comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Con fuerte abrazo caribeño,
Rafael Cancel Miranda
Ex prisionero político y Ciudadano de la Patria Grande Para mí sería más que un gran honor estar presente en nombre de Puerto Rico en el importantísimo evento de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, que se celebrará en Venezuela el 25 y 26 de marzo.
Como ustedes saben, el 12 de mayo de 1898 la marina de guerra estadounidense bombardeó desde altamar a San Juan de Puerto Rico, destruyendo edificios—como la histórica capilla de San José—y matando e hiriendo hombres, mujeres y niños puertorriqueños. No pudieron desembarcar, pero el 25 de julio de ese mismo año lograron invadirnos militarmente y ocupar nuestro territorio nacional. El 2 de marzo de 1917, pese al rechazo unánime del parlamento puertorriqueño de entonces, nos impusieron por decreto la ciudadanía estadounidense, para dos meses después imponernos el servicio militar obligatorio, el cual ha costado la vida a miles de jóvenes puertorriqueños a través de los años.
El gobierno estadounidense exige el uso de su pasaporte para salir de Puerto Rico al extranjero. Yo nunca he usado—ni usaré—un pasaporte estadounidense pues nunca he aceptado—ni aceptaré—la imposición de su ciudadanía a los puertorriqueños, aunque puedo entender, y hasta justificar, que haya puertorriqueños que por diversas razones estimen necesario usar ese pasaporte. Puede haber, incluso, razones revolucionarias.
Hasta hace unos cuatro años usaba mi acta de nacimiento y mi licencia de conducir para viajar en un ferry hasta Santo Domingo y de ahí a Cuba, Venezuela, Ecuador, México y otros países. Ahora también requieren que se use el pasaporte de ellos para viajar en el ferry, cosa que no haré. Solo entro y salgo de Puerto Rico como puertorriqueño, que es lo que soy.
El imperialismo estadounidense pretende borrar la existencia del ser puertorriqueño del ámbito jurídico internacional. Soy puertorriqueño, caribeño y latinoamericano. No podrá el imperialismo hacerme renegar de quien soy.
En 1981, ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, expresé estas mismas razones por las cuales no acepto la ciudadanía estadounidense y no uso su pasaporte. Sí tuve un pasaporte nicaragüense que me honraba en llevar y que utilicé cuando estaba fuera de Puerto Rico pues siempre me he sentido ciudadano de la Gran Patria Bolivariana.
Es por esto, compañeros y compañeras, que no podré estar presente en un evento que tanto significa para todos nosotros, pero quiero reafirmarles que siempre estoy a sus órdenes, en el espíritu del general puertorriqueño Antonio Valero Bernabé, quien junto a Bolívar combatió por la independencia
e la Gran Colombia, y en el espíritu del comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
Con fuerte abrazo caribeño,
Rafael Cancel Miranda
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